Cuando no sabés a dónde vas,
cualquier camino puede servir.
Dan
miedo los cruces de camino.
Da miedo partir. Da miedo volver.
Las
preguntas, las respuestas dan miedo.
Si no sabés hacia donde vas,
lo
mejor es dejarte llevar,
como flotando en el viento.
A veces hay que desprenderse del equipaje,
y como una pluma, dejarse
llevar por el viento.
Estamos en una encrucijada de caminos
que
parten y que vuelven,
si no sabemos hacia dónde ir,
hay que dejarse
llevar por el viento.
El viento lleva, y a la vez trae.
El viento nos puede llevar a
lugares insospechados.
Flotando en el aire, están todas las preguntas y
todas las respuestas.
Y flotando en el viento, iremos a donde debamos
ir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario